La mesa electoral

El pasado domingo tuve una participación más activa de lo habitual en las elecciones generales. No se limitó como otras veces al hecho de ejercer miderecho al voto, sino que participé como interventor en una mesa electoral.

Es interesante ver  pasar a la gente con alegrí­a, con emoción de poner su granito de arena, su pequeño ladrillo para llegar a construir la casa completa que es el escaño. Nadie va obligado; es algo totalmente libre; una decisión propia.

Pasas un dí­a entretenido, hablas de cosas muy variadas con los compañeros de mesa: presidente/a, vocales, interventores de otros partidos, amigos y conocidos que al ir a votar se pasan a saludarte y la gente. Cada uno con sus ideas, sus conocimientos, sus dudas. Como aquella pareja que me solicitó ayuda porque era la primera vez que iban a votar y no sabí­an como se hací­a. No eran jóvenes con la mayorí­a recien estrenada; no eran extranjeros; tendrí­an alrededor de los 35-36 años. Pero era su primera vez. Por fin se habí­an decidido a ejercer el derecho que tenemos recogido en nuestra constitución y que hubo un tiempo en que estuvo vetado.

Con las papeletas del Senado hubo muchos más problemas y dudas: cuantas cruces, si todas de un partido, si las puedo repartir… En concreto en Madrid como en el resto de las provincias peninsulares habí­a que marcar un máximo de tres candidatos, del mismo partido o de varios, pero máximo tres: ninguna, una, dos o tres. Hubo quién dió su voto a dos de los candidatos del PP y a uno de IU. Otros al partido de los No-Fumadores y a los Verdes, otros no marcaron nada y no sabemos si querí­an votar en blanco o se pensaban que simplemente habí­a que meter la papeleta en el sobre. Hubo partidos que incluyeron a cuatro candidatos al Senado y deberí­an aprender para la próxima: la gente marcaba a los cuatro, invalidando la papeleta. En esto el más perjudicado fue UPyD, el partido de Rosa Dí­ez. Pasó en todas las mesas de mi colegio electoral y perdieron un número importante de votos por ello. Extrapolado al resto del paí­s estoy seguro que perdió una gran cantidad de votos.

Otro problema estuvo en la forma de doblar la sábana que era la papeleta del Senado. Deberí­a venir con instrucciones. Incluso uno nos hizo una pajarita con la papeleta antes de introducirla en el sobre :-D

En fin, lo pasamos bien. Claro, no es lo mismo ir como Interventor voluntario que por obligación. Pero acabas el dí­a, si no con una amistad más sí­ con un conocido que puede llegar a ser amistad con el tiempo.

Un gran dí­a para la democracia.

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