Ayer salió de prisión el único que quedaba dentro de los implicados en la «Operación Malaya«: Juan Antonio Roca. Y lo hizo nada más y nada menos que con UN MILLÓN de Euros. Con dos pelotas y un palito que dice mi primo. En tan solo 17 días desde que el juez encargado del caso le impusiera la fianza, sus abogados la han depositado y han salido con el cerebro de la operación de la manita, tralarí, tralará, tan felices ellos. Sobre todo Roca, claro.
Por lo visto se han puesto a ahorrar como locos la familia y los amigos y han juntado ese milloncejo de euros en un pis-pas.
Vamos, que se debe creer que somos más tontos de lo que en realidad somos. A riesgo de saltarme la tan cacareada presunción de inocencia, ¿alguien se puede creer que este tío es inocente después de depositar una fianza con la que yo podría vivir – hipoteca pagada incluso- lo que me queda de vida casi sin dar golpe y a lo grande?
Pero lo que más pena da es que es el último que quedaba, el resto ya están en la calle. O sea, choricean todo lo que pueden (cuanto más, mejor defensa) pasan unos meses en la cárcel y salen con una fianza pagada con lo choriceado. Ahora a esperar el juicio que saldrá cuando salga. Quizá algún mes más de cárcel, después 3er grado por buena conducta y luego a vivir con toda la pasta que tengo bien guardadita en alguna cuenta de uno o varios de los paraísos fiscales conocidos. Perfecto.
¡Qué país!