Los padres de una chica valenciana de 18 años que vive en una pedanía en Orihuela llevan tres años y medio esperando cobrar las ayudas que les corresponde por la Ley de Dependencia. La chica tiene reconocida una minúsvalía del 97% debido a su parálisis cerebral. El equipo de valoración determinó en mayo de 2007 que sufre gran dependencia. Hasta abril de este año 2010 no le aprueban el Plan individual de Atención, que supone para la madre una ayuda de 590 euros como cuidadora familiar. Pero seis meses después aún no ha visto un euro. Cuando llama a la Consejería de Bienestar Social o al ayuntamiento le dicen que la resolución no está hecha y que llame al mes siguiente. En los Servicios Sociales del ayuntamiento le dicen que no saben nada y que llame a Valencia y la madre comenta que «un algo cargo de dijo que no se preocupara que ya trincaría ella también«. Valiente hijo de puta ( del diccionario de la RAE: 1. m. y f. vulg. Mala persona. U. c. insulto.).
Si está claro que «cree el ladrón que todos son de su condición«. Este «alto cargo» no podía caer más bajo. Desde luego los ciudadanos nos merecemos mejores políticos, tanto a nivel nacional (que pena de muchos de los que tenemos), como, y sobre todo, a nivel local. Porque en este nivel pueden ser nuestros propios vecinos y es en estos casos donde la lucha debe ser conjunta para lograr lo mejor para toda la comunidad de vecinos de esa urbanización que es nuestro pueblo, nuestro distrito, nuestro barrio. Este alto cargo de Orihuela más valdría que dejara la política. Pero no, claro, aún le queda mucho que trincar.