Pastor descarriado

Vamos a ver, tú, Jones, Co Jones, como el famoso espí­a inglés, tontolaba, que eres un tontolaba, que no te enteras de nada. Que los que la lí­an no son los libros. Que los gilipollas que se meten un petardo por el culo y después se van a tomar una copita a la discoteca o a comprar el pan al Carreflús o a ver el partido de los Yankees no son los Coranes. Son esos tarados que se llaman yihadistas o soldados de Alá, o de Acá, que vete tu a saber de dónde terminan siendo y dónde les han comido el coco. Que ahora tu, pastor de una iglesia que condena el aborto, la homosexualidad y que llevas pistola al cinto te quieras arrogar la lucha contra los infieles a base de la quema de unos libros es, de primeras, un acto hipócrita y por lo demás idiota.

¿Crees que la Biblia fue en la edad media la culpable de que existiera la Inquisición y de que ésta actuara como lo hizo? No, no fue la Biblia la culpable, fueron, como siempre, los hombres. Los libros no traen y provocan maldades, son los hombres los que, poniendolos como excusa, se dedican a interpretar lo que ponen según les sale del prepucio -o del pucio o del postpucio, no se- y son los que utilizándolos de la forma que les conviene se convierten en verdaderos hijos de puta.

Dejate de quemar libros y dedicate a rezar para que tu Dios -o Alá, que viene a ser el mismo- te inculque la sabidurí­a que te falta para entender y darte cuenta de lo tonto del haba que eres. Después si quieres te tomas un terroncito de azucar por bueno.

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